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Una introducción a la cocina con cannabis

Una introducción a la cocina con cannabis

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Cocinar con cannabis puede ser muy gratificante. Puedes hacer comestibles como los brownies, aceite medicinal basado en tinturas, y todo lo que esté entre medio. Un beneficio añadido al cocinar con marihuana es que puede ser sorprendentemente bueno para tí. Después de todo, el cannabis contiene más de 140 tipos de cannabinoides diferentes, muchos de los cuales tienen beneficios médicos prometedores.

Debajo encontrarás todo lo que necesitas para hacer tus propios comestibles, cómo dosificarlos, y hasta algunas recetas para que vayas viendo.

Comenzando

Para asegurar el mayor efecto terapéutico, intenta siempre usar la mejor calidad posible de flor de cannabis cuando estás haciendo comestibles. Flor de buena calidad, incidentalmente, no siempre significa “flor con la mayor cantidad de THC”.

Una flor de buena calidad va a contener idealmente una cantidad generosa de terpenos, los componentes aromáticos encontrados en el cannabis que le proporcionan sus efectos terapéuticos únicos. La presencia de terpenos es uno de los mejores indicadores de cómo te va a afectar una variedad de cannabis.

Otra buena forma de determinar la calidad de tu cannabis es buscar productos que tengan un certificado de análisis, lo que significa que está testeado por un laboratorio. En Europa y Canadá, puedes buscar cannabis cultivado por una facilidad certificada con GMP.

Un certificado de análisis también te permite estar seguro de que las flores están libres de cualquier tipo de contaminación, incluyendo pesticidas. Esto es crucial a la hora de comprar cáñamo. El cáñamo es un bioacumulador, y como tal, puede absorber metales pesados y otra escorrentía del suelo.

¿Qué cepa elegir?

Una de las preguntas más comunes hablando de comestibles es “¿qué cepa debería elegir?”. Esto suele transferirse al dilema de indica vs sativa.

Indica y Sativa son dos fenotipos de la planta de marihuana diferentes – eso es biología objetiva. Las experiencias que puedas tener con cada una, sin embargo, son muy subjetivas y dependen de una variedad de factores. Esto incluye tu edad, peso, y metabolismo.

Habiendo dicho esto, las experiencias subjetivas de otros usuarios nos dicen que las variedades Indica suelen ser consideradas como más de un “colocón corporal,” y a veces utilizadas para tratar condiciones como el dolor y el insomnio – por ende consideradas de uso nocturno. Una Sativa generalmente tiene un colocón más corporal, puede ser bastante energética, y son utilizadas generalmente durante el día.

Las híbridas son una mezcla de los dos tipos, y como tal, son las flores más comúnmente disponibles.

Puedes utilizar flores de cannabis ricas en THC o en CBD para hacer tus comestibles. También puedes agregarle una flor rica en CBD a una receta basada en THC si te asusta quedar demasiado volado. Hay evidencia de que el CBD puede reducir los efectos negativos de demasiado THC.

Descarboxilación

El siguiente paso es descarboxilar el cannabis. Este proceso convierte a las formas ácidas crudas de los cannabinoides en formas más biodisponibles. Por ejemplo, el THCA, cuando se calienta, se convierte en el psicotrópico THC.

Para descarboxilar el cannabis deberás comenzar rompiendo los cogollos grandes con tus manos. Esparce la flor en un papel de cocina y ponla en el horno a 240°F (115°C) por 40 minutos. Remueve y deja enfriar. 

Elige la grasa

El cannabis y la grasa funcionan bien juntos. Los tipos más comunes de grasas cannábicas son la mantequilla cannábica y el aceite de cannabis. El aceite de cannabis suele hacerse con canola, oliva, o aceite de coco. El aceite de coco es visto convencionalmente como la mejor opción de portador de grasa gracias a sus beneficios adicionales para la salud.

Cómo hacer mantequilla cannábica

Una gran manera de hacer mantequilla cannábica es mediante el proceso que mezcla la mantequilla con el agua. El agua previene que el cannabis se queme y se evapore mientras se cocina.

Para hacer mantequilla cannábica, combina una libra (4 bloques) de mantequilla sin sal con dos tazas de agua en una sartén. Agrega el cannabis, descarboxilado, secado y molido, una vez que la mantequilla se haya derretido. La cantidad de flor que uses – cualquier punto entre media onza y una onza completa – va a variar dependiendo de la potencia que desees, pero una onza es lo más común. Combina y hierve a fuego lento por cuatro horas.

Déjalo enfriar y cuélalo con una estopilla. Refrigera hasta que la mantequilla esté sólida. Luego puedes sacar la mantequilla y remover cualquier resto de agua solidificada. Guarda en el refrigerador con una clara etiqueta y asegúrate de mantenerlo lejos del alcance de los niños.

Hacer aceite de cannabis

Selecciona tu grasa portadora (oliva, canola, semilla de uva, aceites de coco generalmente). Necesitarás dos tazas para una receta estándar aunque siempre puedes modificar la cantidad. Una cantidad de flor estándar para el uso son dos tazas en una onza (28 gramos), aunque de nuevo, esto depende de la potencia deseada.

Calienta el aceite en medio-bajo y agrega el cannabis seco, molido, y descarboxilado. Hierve a fuego lento entre tres y cuatro horas. Deja enfriar y cuélalo con una estopilla. Almacena en un frasco en el refrigerador.

Consideraciones en la dosificación

Los comestibles pueden tardar ya sea entre 30 minutos y dos horas completas en hacer efecto. Esta demora aumenta la posibilidad de consumir demasiado, ya que puede que algunas personas no vayan a esperar dos horas antes de comer más.

Los comestibles también permanecen en el cuerpo por más tiempo que con otros métodos de consumo – hasta ocho horas. Están sujetos a algo llamado el efecto del primer pase, que afirma que los comestibles se vuelven menos potentes mientras que se digieren.

Puede que logres superar el efecto del primer pase al usar el tipo de grasas adecuado. Un estudio reciente, por ejemplo, sugirió que tomar CBD con grasas triglicéridos de cadena larga puede ayudar a proteger del efecto del primer pase. El aceite MCT es una opción popular.

Leafly cuenta con una gráfica útil que te permite saber qué efectos esperar en cada dosis.

Cómo dosificar

Una buena dosis para principiantes son 5 mg de THC o 10 mg de CBD por comestible. Aquellos que son especialmente sensibles al THC pueden preferir optar por una dosis inicial de 2,5 mg.

Para calcular el producto del THC, toma la potencia de tu flor (expresada en porcentaje) y multiplica ese valor por 1.000 (1.000 mg en un gramo).

En este caso, digamos que la flor que usas tiene 15% de THC. Eso significa que un gramo de esa flor va a contener 150 mg de THC (potencia del 15% = 0,15 x 1.000 mg). Entonces una onza de esa misma flor contendría 4.200 mg de THC (150 mg de THC x 28 gramos).Una onza es típicamente la cantidad de flor que utilizarías en una receta de aceite/ mantequilla cannábica.

Puedes esperar perder entre el 20-30% de la potencia cuando haces comestibles. Una pérdida del 20% en nuestra muestra de onza de flor significa que nuestra mantequilla contendría 3.360 mg de THC (4.200 mg THC – [4.200 mg THC x 0,2]).

Digamos que la receta de tu comestible pide media taza de mantequilla cannábica. Eso es un cuarto de tu mantequilla/ aceite total (2 tazas). Esto significa que media taza va a contener 840 mg de THC. (3.360 x 0,25)

Divide eso por la producción de la receta. Si la producción es de, digamos, 20 galletas, eso significa que cada galleta va a contener más o menos 42 mg de THC. (840 mg THC / 20 galletas)

Qué hacer si estás demasiado volado

Si te encuentras sintiéndote un poco demasiado volado, aquí hay unas cosas que puedes hacer. La primera y mejor opción sería que fumes o vaporices algo de flor de CBD/ cáñamo.

Asumiendo que no tienes CBD por la vuelta también puedes tomar Ibuprofeno, ya que esto puede calmar los efectos del THC, puedes masticar granos de pimienta negra, consumir cítricos, darte una ducha, tomar una siesta, o ejercitarte. Si ninguna de estas ayuda, intenta llamar a un amigo y pedirle que te ayude a evaluar la situación.

Recetas recomendadas

Contrario a lo que puedas pensar, es mejor usar cannabis en una forma cruda (sin cocinar) cuando sea posible. Usar el cannabis crudo preserva la mayoría de los terpenos y cannabinoides en la planta, permitiendo un efecto terapéutico óptimo.

Una gran manera de utilizar el cannabis sin cocinar es usar aceite de cannabis para hacer una vinagreta para ensalada o aderezo. También puedes agregar aceite de cannabis a la pasta, usarla para sumergir el pan, o hasta hacer condimentos como el alioli (mayonesa) con esta; es especialmente hermoso cuando se usa para hacer una buena salsa chimichurri. Y si quieres cocinar con esta siempre puedes usar aceite de cannabis en todo, desde huevos para el desayuno hasta sopas y más.

La mantequilla cannábica tiende a ser la opción más popular para los postres. Un brownie es la opción clásica, pero también puedes hacer tortas, galletas, y hasta trufas.

Hacer tus propios comestibles de cannabis no solo es fácil sino que también saludable, ya que puedes elegir la cepa y los perfiles de cannabinoides y terpenos que mejor se ajusten a tu condición. Todo lo que necesitas para hacer un comestible es infusionar tu grasa de elección con flor de cannabis seca. Luego puedes usar esta grasa para crear el manjar infusionado de tu elección.

Los pacientes buscando maximizar el potencial terapéutico del cannabis deberían usarlo de forma cruda (ej aderezo para ensalada) ya que el calor puede quemar compuestos como los terpenos.

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